A tan sólo 11 km de Ajmer, se
encuentra la pequeña y tranquila población de Pushkar, que es uno
de los centros sagrados de peregrinaje hindú. Apenas no ha llovido
durante todo el viaje, y llegando a esta ciudad situada en el
desierto nos cayo una espectacular. Truenos, rayos, muchísimo
viento, granizo... media ciudad se quedo encharcada tras el
chaparrón.
Lago Pushkar |
La ciudad se alza alrededor del lago
Pushkar, núcleo principal de la vida de este lugar y que se
encuentra rodeado por 52 ghats. Los más importantes son el Brahma
Ghat, donde dicen que se baño el propio Brahma, el Ghandi Ghat,
donde se supone esparcieron las cenizas de Ghandi y el Varah Ghat,
donde se apareció Visnú.
Tiene una gran cantidad de templos,
pero el más importante es el templo de Brahma, que se sitúa al
final de su calle principal, y es uno de los pocos que existen en el
mundo. En su interior no se pueden sacar fotografías, y al igual que
en el resto de templos de la ciudad, siempre hay gente realizando
ofrendas o rezando en él.
Para compras Pushkar es un paraíso,
está completamente llena de tiendas de ropa, cuero y productos de
plata.
Lo malo de la ciudad... que es
completamente vegetariana, ni siquiera es posible encontrar huevos!
Al fin, y después de muchos meses
hablando con ella, he coincidido en esta ciudad con otra viajera y
bloguera, Erika. Pasamos el día juntas refrescandonos en la piscina
de su hostal (que no veáis lo que se agradece, que el calor aquí ya
empieza a ser un poco insoportable) y haciendo alguna compra.
Tras pasar unos días de descanso, nos
encaminamos hacia la capital de la provincia del Rajastán, Jaipur.
Aquí ya cuesta encontrar la calma de
Pushkar.
Aquí se puede ver en algunas fachadas
el característico color por el que es conocida como “la ciudad
rosa”. El motivo es que pintaron la ciudad de este color,
considerado el color de la hospitalidad, debido a la visita del rey
de gales.
Desde el alminar Iswari Minar Swarga
Sal se tiene una buena panorámica de la ciudad y del fuerte a lo
lejos, que domina la ciudad desde lo alto de la montaña.
Cercano está el Hawa Mahal construido
por el marajá para que las damas de la casa real pudiesen observar
la vida de la ciudad a través de sus ventanas en forma de colmena,
que permiten ver el exterior sin ser vistos.
Interior del Hawa Mahal |
El Jantar Mantar era el observatorio
real , repleto de diferentes artilugios como un enorme reloj solar de
27 metros de altura, aparatos para calcular eclipses y muchas cosas
más. Justo a su lado esta ubicado el Palacio real.
Pasear por los diferentes mercados que rodean todas estas atracciones pone a prueba la paciencia de cualquiera, los vendedores suelen ser bastante insistentes, y el tráfico una locura, aún así vale la pena echar un ojo.
Pasear por los diferentes mercados que rodean todas estas atracciones pone a prueba la paciencia de cualquiera, los vendedores suelen ser bastante insistentes, y el tráfico una locura, aún así vale la pena echar un ojo.
Conseguimos al fin un billete de tren para dirigirnos a nuestro siguiente destino del que pronto hablaré.
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