Pitidos, suciedad, más pitidos, perros callejeros, vacas, no
se si he dicho pitidos... llegamos a otra gran ciudad. Aunque me decanto
siempre más claramente por los pueblos más pequeños, no me podía ir de India
sin ver su capital, Delhi.
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Jama Masjid |
Tras unas 12 horas de autobús, bastante movidito, llegamos a
esta gran urbe.
Es increíble lo que cambia una ciudad de las 6 de la mañana a
las 11... cuando la gran ciudad despierta se pasa del silencio, al caos, de la
soledad, al tumulto que no te deja casi andar. La cantidad de basura queda
oculta entre la gente y los puestos callejeros. Los olores empiezan a invadir
la calle. El barrio que hemos elegido para dormir es el de Paharganj. Su calle
es toda un gran bazar, lleno de tiendas de ropa, lámparas, incienso, té y casi
cualquier cosa que uno pueda imaginar.
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Fuerte rojo |
La ciudad se divide en tres grandes zonas. La nueva Delhi, la
plaza Connaught, y la vieja Delhi. Una gran parte de los puntos mas interesantes
de esta ciudad se localizan en esta ultima.
El fuerte rojo, que sinceramente y en mi opinión no tiene
mucho interés. Para ser patrimonio de la humanidad, está bastante mal
conservado, y comparado con otros que hemos visto, deja bastante que desear.
La que no me dejo indiferente fue la mezquita Jama Masjid. Es
la más grande de India, la plaza puede llegar a albergar a 25000 personas y su
exterior impone grandeza. Desde la torre se tienen muy buenas vistas de la
ciudad.
En nueva Delhi, una visita obligada es la tumba de Humayun.
Así como el Taj Mahal fue construido por el amor de un emperador a su mujer,
esta fue construida por Haji, la esposa principal del emperador mongol Humayun,
en su honor. Un edificio armónico, rodeado de varios jardines y la propia tumba
de Haji lo componen.
Hay infinidad de cosas que ver en esta ciudad, templos, la
puerta de India, jardines, bazares... nosotros nos hemos limitado a lo que más
nos apetecía ver. No es lo mismo ser un turista que va de vacaciones una
semana, dos o un mes, que llevar ya más de 7 meses de viaje.
Intentamos llevarnos lo mejor de cada lugar, todo sería
agobiante. Muchas veces ya hasta se olvida en la “casa provisional” (hotel,
hostal, guesthouse o equivalente) la cámara de fotos.
Vives viajando, y eso lo notas cuando una de las
cosas que te arranca una sonrisa no es la impresionante mezquita que tienes
delante, sino la niña que viene corriendo emocionada a que la saques una foto.