El lago Baikal y la isla de Olkhon

.... son las 5:30 de la mañana y tras 4 días de tren llegamos a Irkutsk y tratamos de localizar el hostel y cambiar la reserva, ya que la teníamos para otro día. Llegamos sobre las 7 de la mañana y nos dejan hacer el check in y entrar en la habitación, dormir.. sin pagar nada. Pasamos el día por la ciudad. No hay gran cosa que ver aquí.
Indicaros que, pese a lo que esperaba, Rusia está siendo un país muy seguro.
Hoy nos encaminamos al lago Baikal "La perla de Asia", el lago más profundo del mundo situado en la región sur de Siberia. Viajamos en una especie de furgoneta y aquí aprovechan hasta el último espacio. Somos un total de 17 personas

El viaje es muy monótono, y entre cabezada y cabezada (ya que en las últimas noches apenas hemos dormido) voy observando el paisaje. Hay mucha vegetación y de vez en cuando aparecen pequeñas poblaciones en el camino. La sensación que me da es de grandes espacios sin casi civilización. El recorrido está siendo más largo de lo esperado. Tardamos 7 horas en llegar a nuestro destino ya que durante el trayecto pinchamos dos veces. Curioso los baños que nos encontramos durante el camino.

Y de repente ante nuestros ojos aparece la primera imagen del lago Baikal. El azul de sus aguas contrasta con el fondo grisáceo de las montañas. Y me siento privilegiada por poder estar aquí. Por vivir esto que estoy viviendo, y pensar que sólo es el principio...

Cruzamos el ferry hacia la isla de Olkhon, lugar donde pasaremos las dos próximas noches. Hasta que hemos llegado al hostal que se encuentra en una pequeña población no había nada. El pueblo está prácticamente aislado y es pintoresco. Son todo pequeñas casas de madera, con alguna tienda y las calles sin asfaltar. Excepto algún coche al pasar, lo único que se escucha es el silencio.

Salimos a dar una vuelta por los alrededores y nos encontramos con dos chicos americanos que han venido con nosotros en la furgoneta, nos quedamos con ellos y uno de ellos junto con uno de mis compañeros improvisan un partido de fútbol con unos niños de la isla.

Por la noche tras compartir unas horas en nuestra cabaña junto con los americanos y unas botellas de vodka salimos a dar un paseo. Hace un frío horrible. Esta todo oscuro y apenas se oye nada más que el sonido del agua al chocar contra la orilla. La melancolía empieza a invadir cada centímetro de mi piel. Pienso en los que están y en los que fueron. Aunque estoy acompañada me alejo. Me quedo mirando al lago y dejo que me inunde la noche y sus sonidos. No sé si será efecto de la noche y del aislamiento pero  me siento muy lejos de todo, perteneciente a ningún sitio, y a la vez muy cerca...

Esta es una isla para relajarse, para perderse y a la vez para encontrarse.

Nos vemos en Mongolia!