Contratamos un tour que en dos días nos llevará desde Yogyakarta hasta el Gunung Bromo, último volcán que queremos visitar, para después dejarnos en nuestro destino final, Denpasar, capital de Bali... y aquí empieza la odisea...
Nuestra pequeña furgoneta nos recoge en nuestro hotel a las 8 de la mañana, para empezar el largo camino que nos llevará hasta Cemoro Lawang, población situada en el borde de uno de los cráteres.
Tras unas 11 horas de viaje, llegamos a nuestro destino, pero no a nuestro alojamiento. Todo estaba lleno, en nuestro supuesto alojamiento no hay sitio, por lo que nos llevan a otro lugar. No tenia nada de lo que habíamos contratado, ademas de estar bastante sucio.
Mas de dos horas después de intentar que nos dieran una solución aceptable, tuvimos que acabar cediendo, y dormimos en otra homestay, algo mas aceptable que la primera que nos habían mostrado, con la promesa de una devolución del dinero al día siguiente. Apenas dormimos dos horas, ya que a las 3 y media de la mañana tenia que venir un jeep a recogernos para poder realizar la visitar prevista. El jeep llega a las 4 de la mañana.
Nos lleva hacia nuestra primera parada, el mirador de Gunung Penanjakan, desde donde se puede observar todo el Parque Nacional del Bromo- Tengger- Semeru. Llegamos a las 5 de la mañana y nuestro chófer nos indica que tenemos que estar de vuelta a las 6. Miramos hacia arriba, y vemos que hay que andar, y mucho y teniendo en cuenta que se suponía que el jeep nos tenia que dejar arriba mucha gracia no nos hace. Nos indica que no nos puede subir más, que el parking esta lleno (es cierto que está todo repleto de coches a ambos lados del camino). Un amable señor nos dice que la subida son 10 minutos, y de eso nada. Comenzamos a andar. Todo está completamente oscuro. Hay tramos que están llenos de barro, ya que la noche anterior llovió, y en ese momento estaba chispeando un poco, por lo que resbala bastante. Hay ademas una gran cantidad de señores con caballos, que, previo pago, claro esta, te ofrecen subirte hasta arriba.
En el cráter del Bromo |
Regresamos a nuestro jeep, para, esta vez, dirigirnos a la base del Bromo. El paisaje es espectacular, muy diferente del de los otros volcanes que hemos visto. Un enorme cráter se alza imponente y humeante a lo lejos, bañado por lo que parecen dunas seguidas de una explanada (todo de un color grisáceo) y acompañado de otros montes muy verdes. Al fondo, el valle verde y frondoso que habíamos observado con anterioridad.
Se puede subir hasta el borde de su cráter. Por el camino, ademas de gran cantidad de señores con caballos de nuevo, hay pequeños puestos improvisados donde tomar un té, un café o unos noodles.