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2012. Una odisea en Indonesia

31 mar 2012

Contratamos un tour que en dos días nos llevará desde Yogyakarta hasta el Gunung Bromo, último volcán que queremos visitar, para después dejarnos en nuestro destino final, Denpasar, capital de Bali... y aquí empieza la odisea...

Nuestra pequeña furgoneta nos recoge en nuestro hotel a las 8 de la mañana, para empezar el largo camino que nos llevará hasta Cemoro Lawang, población situada en el borde de uno de los cráteres.
Tras unas 11 horas de viaje, llegamos a nuestro destino, pero no a nuestro alojamiento. Todo estaba lleno, en nuestro supuesto alojamiento no hay sitio, por lo que nos llevan a otro lugar. No tenia nada de lo que habíamos contratado, ademas de estar bastante sucio.
Mas de dos horas después de intentar que nos dieran una solución aceptable, tuvimos que acabar cediendo, y dormimos en otra homestay, algo mas aceptable que la primera que nos habían mostrado, con la promesa de una devolución del dinero al día siguiente. Apenas dormimos dos horas, ya que a las 3 y media de la mañana tenia que venir un jeep a recogernos para poder realizar la visitar prevista. El jeep llega a las 4 de la mañana. 

Nos lleva hacia nuestra primera parada, el mirador de Gunung Penanjakan, desde donde se puede observar todo el Parque Nacional del Bromo- Tengger- Semeru. Llegamos a las 5 de la mañana y nuestro chófer nos indica que tenemos que estar de vuelta a las 6. Miramos hacia arriba, y vemos que hay que andar, y mucho y teniendo en cuenta que se suponía que el jeep nos tenia que dejar arriba mucha gracia no nos hace. Nos indica que no nos puede subir más, que el parking esta lleno (es cierto que está todo repleto de coches a ambos lados del camino). Un amable señor nos dice que la subida son 10 minutos, y de eso nada. Comenzamos a andar. Todo está completamente oscuro. Hay tramos que están llenos de barro, ya que la noche anterior llovió, y en ese momento estaba chispeando un poco, por lo que resbala bastante. Hay ademas una gran cantidad de señores con caballos, que, previo pago, claro esta, te ofrecen subirte hasta arriba. 

Así que prácticamente a oscuras, intentado no caerte y pendiente de que el señor o la señora o el caballo que va delante tuyo no se caiga tampoco, íbamos subiendo. Para colmo me dieron unos cuantos mareos, no se si debidos a que la noche anterior no pudimos cenar mas que cuatro patatas de sobre, que apenas habíamos dormido, o que ya de tanto trote estoy muy floja. Conseguimos llegar casi hasta arriba (a todo esto la caminata de 10 minutos en el pueblo de este amable señor, en el mio es una de unos 30 minutos). Y digo casi porque a falta de unas cuantas escaleras nos quedamos en un mirador un poco más abajo, ya que estaba todo cubierto de niebla y, aunque poco a poco empezó a despejarse, sólo era posible apreciar (sin menospreciarlo en absoluto) el verde y frondoso valle a nuestros pies (pero no lo suficiente como para poder ver el volcán)
 

En el cráter del Bromo
Regresamos a nuestro jeep, para, esta vez, dirigirnos a la base del Bromo. El paisaje es espectacular, muy diferente del de los otros volcanes que hemos visto. Un enorme cráter se alza imponente y humeante a lo lejos, bañado por lo que parecen dunas seguidas de una explanada (todo de un color grisáceo) y acompañado de otros montes muy verdes. Al fondo, el valle verde y frondoso que habíamos observado con anterioridad.
Se puede subir hasta el borde de su cráter. Por el camino, ademas de gran cantidad de señores con caballos de nuevo, hay pequeños puestos improvisados donde tomar un té, un café o unos noodles.
Finaliza así nuestra visita. Nos vienen a recoger esa misma mañana, a las 9, nuestro conductor del día anterior para llevarnos a la agencia desde donde saldrá nuestro autobús a Denpasar y en la que nos tendrán que dar una solución al problemilla con el alojamiento que tuvimos.
Nuestra habitación
 En nuestra furgoneta va más gente que también quiere reclamar (no hemos sido los únicos con problemas). Llegamos, hablamos educadamente con el responsable, pero nos va a devolver menos dinero que el que en teoría habían prometido a otro de los chicos que se encuentran con nosotros. Nosotros nos quedamos relativamente conformes, pero unos cuantos no, así, el ambiente se empieza a poner tenso. Una voz más alta por aquí, un grito por allá, un empujón... a punto estuvo de provocarse una pelea, menos mal que entre mi compañero y el responsable de la agencia se pudo relajar a los implicados. Finalmente a nosotros, sin exigir nada más, nos devolvieron todo el importe del alojamiento, así que todo se quedo en una anécdota.

Más relajados, cogimos de nuevo nuestra furgonetilla que nos tiene que llevar en 8 horas a la capital de Bali, Denpasar. Otro palizón de viaje. Pero este, para rematar los dos agotadores días, trajo consigo dos pinchazos de rueda, lo que provocó que el viaje se alargara un poco más.

Agotados, llegamos a Denpasar y vamos a buscar alojamiento. Hacemos caso de la guía y nos dirigimos a unos hostales cercanos a la estación, ya que al día siguiente nos queremos ir a la isla de Lombok.
Los vemos y.. después de los dos últimos días, casi sin dormir y teniendo en cuenta como fue nuestro ultimo alojamiento.. nos negamos a quedarnos aquí. Son sitios muy simples, con camas poco confortables, baños sin ducha (que la necesitamos) y con dudosa higiene.

Finalmente cogimos un taxi y logramos encontrar un lugar bastante aceptable.
Fueron 2 días agotadores, pero es un viaje que, además de mostrarnos un paisaje singular, seguro que no se nos va a olvidar.

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